Los socios de empresa operan simultáneamente a diferentes niveles: la propiedad, la dirección y la operación.
Es decir, los socios son a la vez accionistas, directores (o administradores) y trabajadores.
Nuestro campo de trabajo comprende los tres niveles, en tanto las diferencias entre socios suelen abarcar y entremezclar sus diferentes roles.
Las decisiones y eventuales diferencias entre socios suelen confundir cuestiones empresariales, funcionales y relacionales:
Al trabajar con nuestros clientes, nos movemos a lo largo de estos ejes, y vamos discriminando las múltiples causas de desacuerdos y conflictos.
Cada socio vive en un ecosistema propio: tiene una familia, un patrimonio, otras ocupaciones, u otras empresas de las que puede ser accionista, director o trabajador.
El conjunto de los socios plantea un ecosistema mayor, fruto de la conjugación de los individuales.
Es parte de nuestro trabajo ayudar a discriminar elementos e interacciones entre ellos.
Situaciones típicas:
En particular, si varios de los socios son parientes entre sí, tienen parientes trabajando en la empresa, o se plantea un futuro con nuevos parientes ingresando al sistema, surgen cuestiones típicas de la empresa familiar, tales como la sucesión de las generaciones, el desarrollo del liderazgo, o el trabajo de familiares no socios.
Cada empresario vive en un ecosistema propio: tiene una familia, un patrimonio, otras ocupaciones, u otras empresas de las que puede ser accionista, director o trabajador.
El conjunto de los socios plantea un ecosistema mayor, fruto de la conjugación de los individuales.
Es parte de nuestro trabajo ayudar a discriminar elementos e interacciones entre ellos.
Situaciones típicas:
En particular, si varios de los socios son parientes entre sí, tienen parientes trabajando en la empresa, o se plantea un futuro con nuevos parientes ingresando al sistema, surgen cuestiones típicas de la empresa familiar, tales como la sucesión de las generaciones, el desarrollo del liderazgo, o el trabajo de familiares no socios.
En las intervenciones breves, trabajamos en ciclos de dos semanas llamados sprints.
Al inicio de cada sprint definimos los objetivos a alcanzar, asignamos los roles y establecemos los recursos que se utilizarán.
Durante el sprint colaboramos con el cliente para resolver cuestiones puntuales y dudas, intercambiar documentos, etc., a través de canales de respuesta rápida como ser llamados o chats.
Al finalizar cada sprint nos reunimos para evaluar los logros alcanzados y cómo se trabajó, y volvemos a planificar el siguiente sprint, o, si se trató del último, construir los ejes de acción que seguirán.
Este método de trabajo sirve para acotar la intensidad del trabajo a un tiempo dado, usualmente un par de meses, y así sostener foco y dedicación. Además, no es necesario hacer una planificación detallada al inicio, cuestión improbable dado el nivel de complejidad e incertidumbre con el que se empieza.
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